Cada 28 de junio, el mundo se tiñe de colores que no solo representan la diversidad sexual y de género, sino la fuerza con la que millones de personas se levantan cada día para exigir lo que les pertenece: dignidad, respeto y derechos.
Desde las primeras luces del día, en muchas ciudades del planeta ondearon banderas arcoíris en plazas, calles, oficinas públicas y hogares. No era solo una celebración; era una afirmación. Era la voz colectiva que, sin miedo, sigue exigiendo igualdad. En Bogotá, en Cali, en Nueva York, en Madrid, en Ciudad de México… miles marcharon, cantaron, bailaron, se abrazaron y se reconocieron. Porque eso también es resistir: existir con orgullo.
Radio Diversa, como medio comunitario, fue testigo del amor libre, del abrazo sin prejuicio, del beso que antes se escondía y hoy se da sin temor. Escuchamos a madres que marchaban junto a sus hijas trans, a jóvenes no binaries que alzaban pancartas con frases tan potentes como “somos el futuro y también el presente”. Vimos parejas del mismo sexo tomadas de la mano, sintiéndose por fin en casa, al menos por un día.
El Orgullo no es solo una fecha: es memoria viva. Es el recuerdo de quienes no pudieron amar libremente, de quienes fueron silenciades, de quienes aún hoy enfrentan el odio. Pero también es la semilla de esperanza para un mañana más justo.
Hoy, como humanidad, tenemos la responsabilidad de garantizar que el amor no sea castigado, que la identidad no sea marginada, que el cuerpo no sea censurado. La lucha no es solo de las personas LGBTIQ+, es de todos los que creemos en un mundo más humano.
Porque cuando hablamos de orgullo, hablamos de dignidad. Cuando hablamos de diversidad, hablamos de vida. Y cuando hablamos de derechos, no aceptamos menos que la igualdad.
Hoy, el orgullo fue más que una marcha. Fue un acto de amor colectivo. Un canto al respeto. Una exigencia de inclusión. Y un grito global: ¡Nuestros derechos no se negocian, se respetan!
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